En el otoño de 1918, en las gélidas llanuras de Rusia, la guerra civil está causando estragos. Moscú y los territorios circundantes hasta los Urales están bajo el dominio de los bolcheviques. Sin embargo, por primera vez, las fuerzas de Bielorrusia se han aliado y avanzan desde todas partes. Los frentes de la guerra civil se convierten en un cinturón que cerca Moscú, y el destino de la revolución pende de un hilo. En esta situación, Oliver Quinn, un geólogo británico al servicio de las tropas de intervención europeas, recibe el encargo de buscar a un espía británico desaparecido en los desiertos de nieve de los Urales. Es un hombre al que le une una profunda amistad y después un odio igualmente profundo.