Córdoba, 1473. El bachiller Diego Rivera regresa a la ciudad tras estudiar en Salamanca y la encuentra sumida en la miseria y el sufrimiento. Las correrías de nobles, caballeros y clérigos llenan las calles de muerte y desolación, haciendo aflorar todas las pasiones y miserias del alma humana. La presión sobre moros y judíos no ayuda a apaciguar los ánimos, y un recelo insostenible acorrala a los conversos. En este ambiente convulso, sobresale la figura del Tesorero de la Catedral, don Pedro Fernández de Alcaudete, personaje histórico del siglo XV, dominado por su ambición. La novela profundiza en la personalidad de un hombre que prostituye su conciencia en busca del poder absoluto.