En 'El títere y el enano', Slavoj Žižek ofrece una lectura provocadora de la religión contemporánea, fusionando el psicoanálisis lacaniano con el materialismo histórico. Žižek examina críticamente las espiritualidades modernas, desde el gnosticismo New Age hasta el judaísmo levinasiano, para desentrañar el núcleo materialista del cristianismo. Su análisis político se centra en la figura de Pablo y la comunidad de creyentes, viéndolos como un colectivo revolucionario primigenio. A diferencia del judaísmo, el cristianismo se presenta como una religión inmanente donde la semejanza, y no la alteridad, es fundamental. Žižek destaca la duda radical en el corazón del cristianismo, cuestionando la existencia misma de Dios, lo que abre un debate sobre la visión religiosa en la ética y la política actuales.