En 1845, el pastor Éléazar deja su Irlanda natal con su esposa y sus dos hijos para emigrar a América, como miles de sus compatriotas expulsados por la gran hambruna. Al desembarcar en Virginia, emprende la travesía del continente para llegar a California, que para muchos se confunde con la Tierra Prometida. En el desierto de Colorado, siente que un velo se desgarra ante sus ojos y que lee la Biblia por primera vez. Su propia aventura personal se ilumina a la luz del grandioso destino de Moisés. Comprende que el drama de Moisés fue su desgarro entre la Zarza Ardiente, símbolo de lo sagrado, de la voz de Yahvé, y las fuentes que los hebreos no cesan de reclamarle para sus mujeres, para sus hijos, su ganado y sus cultivos. Se impone una elección trágica entre la Fuente y la Zarza.