Stella se muda de Londres a un tranquilo pueblo costero llamado Potbay con su familia. Allí, no solo tiene que dejar atrás a su mejor amiga Frankie, sino también despedirse de Seb, el chico que siempre le ha gustado. A pesar de todo, Portbay tiene su encanto, solo necesita ser descubierto. Afortunadamente, Stella parece haber encontrado un misterioso compañero felino que la ayudará a adaptarse.