Este libro de Jacques Gaillot, obispo de Évreux, es una bocanada de aire fresco y un soplo de libertad. Con una mirada tierna y compasiva hacia los pequeños y marginados, el autor muestra una auténtica pasión por la justicia y una visión positiva y esperanzada de la modernidad. Gaillot, un pastor preocupado por llevar la Buena Nueva a quienes no llegan a la Iglesia, se presenta como un profeta enraizado en el Evangelio, dispuesto a responder sin rodeos a los interrogantes de la vida diaria.