En el verano de 1993, las fuerzas especiales estadounidenses fueron enviadas a Somalia, un país devastado por la hambruna. La intervención de Estados Unidos en este país en guerra fue la acción militar más dramática desde Vietnam, pero las cosas salieron terriblemente mal. Michael Durant se convirtió en el centro de estos acontecimientos cuando su helicóptero Black Hawk fue derribado sobre la ciudad de Mogadiscio. Aterrizó en territorio enemigo, rompiéndose la columna vertebral y ambas piernas. Su helicóptero fue rápidamente rodeado por tropas somalíes. Tras una batalla en la que su copiloto y dos pasajeros murieron, Durant fue hecho prisionero. Su rostro apareció en las portadas de revistas de todo el mundo y la horrible tortura a la que fue sometido quedó patente en sus declaraciones forzadas transmitidas en directo al mundo. Esta es su historia, en sus propias palabras.