Kate Craig odia Londres: sucio, maloliente, hostil y con cerveza cara. Lo ha evitado durante 21 años, pero su novio eurofílico, Giles, la invita a su casa en Chelsea antes de lanzar su carrera bancaria internacional. Cenas elegantes, tardes acogedoras... sería grosero negarse. De hecho, la semana de indulgencia de Kate es tan idílica que casi se alivia cuando todo sale horriblemente mal. Giles se va a Chicago cuatro meses y quiere que Kate lo espere en Londres. En un ataque de ira, miseria e incredulidad, Kate se encuentra limpiando un armario en el primer piso que ve. Si solo tuviera que lidiar con los armarios sucios, estaría bien, pero tiene compañeros de piso: los gemelos Dante y Cressida Grenfell han tenido una educación de cuento de hadas, de la variedad Grimm. Él es un vago con resaca permanente, ella una maniática del control. Y el alivio cómico es Harry, que da mala fama a las rubias de clase alta. Todo esto y un nuevo trabajo desconcertante, una adicción repentina a los cafés expresos y la District Line: los dieciséis lunes de Kate parecen una eternidad.