Este libro, publicado en 1970, generó numerosos debates entre los psicoanalistas. El autor define de manera vigorosa y rigurosa una posición que sacude las ideas preconcebidas. Para él, lo que llama el espacio analítico no es un dato bruto de la experiencia, sino que se construye. El psicoanalista no es neutral, un simple descifrador de un sentido ya presente en el evento; la interpretación no revela la realidad de un pasado, sino que fabrica una verdad. Un psicoanálisis es menos una rememoración que una creación a dos. Al reconocer que su ciencia es eminentemente conjetural, los analistas perderán algunas ilusiones positivistas, pero ganarán con sus pacientes un "plus de verdad". Esta edición de 1982, publicada por Gallimard en francés, cuenta con 348 páginas y forma parte de la colección Tel.