En este ensayo, Clément Rosset explora la búsqueda del yo a través de caminos literarios y filosóficos, cuestionando la utilidad del autoconocimiento. El autor argumenta que la ceguera del individuo respecto a sí mismo es lo que le mantiene en vilo y le permite disfrutar de la vida. El libro invita a reflexionar sobre la identidad y la percepción de uno mismo.