En septiembre de 1914, León muere en el frente, dejando a su esposa y madre solas para dirigir la explotación agrícola. Tres hermanos se ven afectados por esta injusticia. En Francia, ya hay trescientos cincuenta mil hogares en duelo. En la retaguardia, todavía se cree en una guerra relámpago y se confía en la buena apariencia de los oficiales que pasean por los bulevares y en las noticias tranquilizadoras de una prensa patriótica. Sin embargo, en el frente, un verano ha sido suficiente para abrir los ojos a los soldados. Raymond, el benjamín de los hijos Aumoine, se convierte en un as del teléfono de campaña en Verdún. Julien, el artillero, pasa el sombrío invierno de 1915 en Soissonnais, agotándose en ofensivas y contraofensivas. Jean, abrumado por la desaparición de Clelia, se ofrece voluntario para peligrosas misiones de espionaje. Los hermanos Aumoine, hombres de corazón, se ven inmersos en la tortura de las trincheras: el estruendo de los cañones, las luces cegadoras y los paisajes apocalípticos. Pierre Miquel les devuelve la vida a estos valientes y humildes soldados, revelando secretos de esta funesta epopeya.