En un lejano pueblo chino, hace mucho tiempo, vivía una niña que cuidaba ocas. Ella amaba a sus ocas, que eran sus únicas amigas. Había perdido a sus padres cuando era muy pequeña y solo le quedaba su tía como familia. Esta última tenía una hija de la misma edad que había perdido la vista. Celosa, arrojó arena a los ojos de su sobrina. Un hermoso cuento tradicional chino, magníficamente ilustrado por Wu Jinglu en 1975.