Este libro de Bartolomé Bennassar explora la Inquisición Española desde el siglo XV al XIX. Analiza cómo el Santo Oficio impuso creencias y comportamientos uniformes al pueblo cristiano, sirviendo al Estado monárquico como un instrumento de control. Se examinan las torturas, los autos de fe y el fanatismo asociados con este período histórico, así como la contribución de la Inquisición a la invención de nuevas reglas procesales.