En París, en el aparcamiento subterráneo de una residencia de ancianos, las tenues luces de neón iluminan el cuerpo horriblemente destrozado de Marion Cantelau, una enfermera. Alrededor del cadáver hecho pedazos, huellas de manos y pies desnudos. En las paredes, garabateados con sangre mezclada con polvo ocre, dibujos similares a grafitis prehistóricos. Jeanne Korowa, una joven jueza de instrucción de Nanterre, no debería estar allí, sino que llegó por casualidad, solo para ayudar a un colega. Sin embargo, la escena del crimen le resulta tristemente familiar y despierta un dolor devastador: la muerte de su hermana, asesinada de la misma manera. Y la de muchas otras mujeres, asesinadas como ella. Un macabro ritual, perpetrado una y otra vez a lo largo de los años. Por eso no puede evitar lanzarse de cabeza a una investigación paralela. Una investigación ilegal y muy peligrosa, ya que el número de víctimas sigue aumentando. Todas mujeres, todas conectadas de alguna manera con el estudio de un psicoanalista, Antoine Féraud, y su joven y psicótico paciente. Jeanne está más decidida que nunca a seguir esta pista hasta el final, un camino accidentado de sangre y miedo que la lleva a Nicaragua, Guatemala, los pantanos argentinos y finalmente a Campo Alegre, en el aterrador Bosque de las Almas. Un lugar donde los misterios de una civilización antigua proyectan una sombra cruel e inquietante sobre todos los que se aventuran en él.