En esta novela de Félix de Azúa, el autor relata las dificultades que rodearon una posible cruzada de catalanes a Tierra Santa en el siglo XIII. A través de una narrativa irónica, Azúa explora las ilusiones y decepciones de una generación, presentando a los cruzados con simpatía y distancia. La novela destaca por su mezcla de ingenuidad, exquisitez y brutalidad, características propias de las crónicas medievales, ofreciendo una visión única de un fracaso histórico.