Sarah Bennett se ve obligada a huir cuando el programa de protección de testigos falla estrepitosamente. Mientras es perseguida por todo Londres por el grupo del crimen organizado contra el que está a punto de testificar, el guardaespaldas privado Alex Drayce es contratado para encontrarla y mantenerla a salvo. Con la Agencia Nacional del Crimen comprometida, Alex tendrá que usar todas las armas a su alcance para mantenerlos a ambos con vida. Sarah sabe algo que esta gente quiere mantener oculto, y harán todo lo posible para mantenerlo en secreto.