En la noche del 9 de septiembre de 1978, los miembros de la Orden del Hierro Divino se inmolaron con su gurú. El único superviviente es el hijo de este último, Kantor, un niño de doce años. Traumatizado y rebelde, se enfrenta a la adolescencia en un mundo hostil donde solo dispone del terrible poder de penetración mental heredado de su padre para afirmarse. Solo uno de sus compañeros de colegio escapa a su poder: Octave Angernal, hijo de uno de los mayores pensadores del momento. No sin conflictos, se hacen amigos. Pero si Kantor no puede apagar el incendio que arde en su interior, Octave, aplastado por la figura de su padre, cede a un frío pernicioso: la sensación de no ser nadie. Uno, enardecido por dramas que le hacen odiar a Dios, oscila entre la llamada del amor y la obsesión por el mal. El otro, helado por sus fracasos, se encamina hacia la congelación catatónica. Frente a ellos, la luminosa Iris, hermana de Octave y amiga de Kantor, se obstina en creer en la vida. Una novela donde la finura del análisis psicológico adquiere los colores de la poesía.