El Evangelio nos muestra en casi todas sus páginas cómo Jesús mira a los hombres, las mujeres, los niños... Contemplando el semblante de Cristo en cada una de esas ocasiones, comprendemos la mirada del propio Dios omnipotente: una mirada cercana, cálida, llena de amor y de ternura. Cada capítulo de este libro quiere ser como un flash que capta, en las escenas evangélicas, algunos aspectos marcantes de la mirada divina. Accedemos, por esa vía, a los sentimientos del propio Corazón de Jesús, sentimientos que él continúa nutriendo ahora, cuando mira para ti, para mí, para cada uno.