En 'Retrato en Sepia', Isabel Allende entrelaza recuerdos personales de Aurora con la ficción, creando una historia donde los eventos y personajes cobran vida. Aurora escribe para desentrañar los secretos de su infancia, definir su identidad y crear su propia leyenda. La memoria se convierte en el hilo conductor, donde cada uno elige el matiz para narrar su historia. Aurora opta por el platino, buscando claridad, aunque su vida se asemeja más a una imagen en sepia, con colores mezclados y secretos difuminados.