En la costa de Dorset, en la década de 1810, Mary Anning descubre sus primeros fósiles y se apasiona por estas "prodigiosas criaturas" que desafían las teorías sobre la creación del mundo. La joven, de origen humilde, se enfrenta a la comunidad científica, compuesta exclusivamente por hombres. Encuentra una aliada inesperada en Elizabeth Philpot, una mujer inteligente y mordaz que la acompaña en sus exploraciones. A pesar de su amistad y rivalidad, se apoyan mutuamente frente a la hostilidad general. Con una delicadeza que recuerda a Jane Austen, Tracy Chevalier narra la historia de una mujer que, desafiando su condición y clase social, realiza uno de los mayores descubrimientos del siglo XIX.