Sarah Hewitt no es una ladrona de gatos, pero su abuelo sí lo es. Ahora, espera que le haya enseñado suficientes trucos para devolver el collar de diamantes que robó antes de que alguien se dé cuenta de que ha desaparecido. Es una proposición arriesgada y Sarah lo sabe, especialmente cuando Michael Wolff la encuentra en su habitación y la atrae a su cama... El millonario Michael Wolff está acostumbrado a que las mujeres lo quieran por su dinero, pero nunca ha atrapado a una con la mano en su caja fuerte. Y no le gusta, ¡especialmente cuando, anoche, disfrutó teniendo esas mismas manos sobre él! Entonces, ¿qué más puede hacer sino hacerle a Sarah una proposición: su libertad por su cama, y esperar que ella tampoco le robe el corazón?