En esta conmovedora y honesta memoria, Jonathan Self narra sus esfuerzos por romper el molde familiar y convertirse en un tipo de padre diferente. A los 35 años, a pesar de su determinación de ser diferente a sus padres, Jonathan Self se encontró con que su vida se hacía eco de la de ellos: era un padre ausente dos veces divorciado con tres hijos pequeños, uno en el Reino Unido y dos en Australia. Es muy personal en su discusión sobre el alcohol, las drogas y el abuso sexual, lleno de personajes y eventos extraordinarios, pero también universal: el dolor de la separación de los hijos, las mejores intenciones que salieron mal, los pecados de los padres que condenan a los hijos. En última instancia, es una historia llena de amor y esperanza.