En la primera mitad del siglo XV, la obsesión por la venida del Anticristo y el fin del mundo se intensifica. En este contexto, una serie de asesinatos misteriosos sacuden el ambiente. Un fraile franciscano del convento de Sancti Spiritus se embarca en la búsqueda de la clave de los signos de una esfera dibujada en un pergamino, que forma parte del testamento del rey Enrique III, abuelo de Isabel la Católica. Su vida experimenta una transformación constante, desde sus pasiones juveniles hasta su profesión de fe y su inmersión en el mundo de la profecía. Esta novela sumerge al lector en un torbellino de misterio y fe en la España del siglo XV.