En 'The Logic of Discipline', Alasdair Roberts examina cómo el gobierno se reconstruyó para satisfacer las necesidades de una economía globalizada durante la era de la liberalización económica (1978-2008). El autor argumenta que reformas radicales se llevaron a cabo en áreas como la banca central, el control fiscal y la regulación, todo bajo una filosofía común: la lógica de la disciplina. Este enfoque se basó en el escepticismo sobre la capacidad de los procesos democráticos para tomar decisiones políticas sensatas, buscando imponer restricciones a los funcionarios electos y ciudadanos, a menudo transfiriendo el poder a tecnócratas protegidos de la influencia política. Roberts ofrece un análisis de cómo este modelo antidemocrático se está desmoronando frente a un fracaso monumental del mercado.