En muchos sentidos, Adam es el novio perfecto. Nunca quiere ver el fútbol, nunca se emborracha y siempre prefiere una noche tranquila en casa a salir con sus amigos. El único problema es que Adam no existe. Faith Wishart lo inventó. De hecho, Faith se inventa casi todo para complacer a su madre. Ella pretende trabajar para una importante empresa de relaciones públicas, cuando en realidad trabaja en una tienda, como maquilladora de cosméticos Keats. Pero su madre está ansiosa por conocer al misterioso Adam, y cuando su hermana menor, Hope, regresa inesperadamente de Australia con su prometido, no son campanas de boda las que suenan para Faith. Son campanas de alarma. Ahora tiene menos de dos meses para resolver el problema de la no existencia de su novio a tiempo para la boda, y los tiempos desesperados requieren medidas desesperadas.