Vingt ans après son abolition, la pena de muerte ya no es un problema en Francia. La cuestión había suscitado todas las pasiones en los años 70, dividiendo a la opinión pública y a la clase política. La izquierda era abolicionista, la derecha generalmente a favor del statu quo. Desde el inicio de la V República, los diferentes jefes de Estado, aunque a veces han expresado su hostilidad personal a la pena capital, nunca han creído que debían entablar un debate nacional sobre un tema tan delicado. Es el infatigable abogado de los derechos humanos, Robert Badinter, quien decide, con François Mitterrand, liderar la lucha por la abolición.