Este libro analiza la controversia en torno al Tribunal Penal Internacional (TPI) y su primer gran caso en el norte de Uganda, donde se han cometido crímenes atroces. Tim Allen evalúa las dificultades y muestra que gran parte de la antipatía hacia la intervención del TPI es errónea, destacando las implicaciones más amplias de estos eventos para otras zonas de guerra y la negociación con los perpetradores de violencia.