En el último año del milenio pasado, la narradora se encuentra en el norte, rodeada de paz y tranquilidad, cuando recibe una invitación para una beca en Roma. La ciudad, llena de ruido y turistas, inicialmente no la recibe bien. Sin embargo, encuentra momentos de felicidad en los parques de Villa Borghese, frente a las pinturas de Caravaggio y junto a sus hijos. A pesar de ello, sucumbe a la fascinación del sur, conociendo a personajes como Baschal, Fulio, Anna y una librera alemana. Sigue los pasos de Ingeborg Bachmann, conoce al compositor Hans Werner Henze y siente la presencia de Goethe. Viaja a Sperlonga, Monte Circeo, Lago Maggiore, Venecia, Génova y Palermo, y recorre Siracusa. Estos encuentros evocan recuerdos de su viaje de bodas a Cuba, Che Guevara, la caída del Muro de Berlín y sus primeras estancias en Laponia. La reflexión sobre el tiempo pasado se convierte en una introspección sobre su identidad y destino. Un libro íntimo y reflexivo que narra la búsqueda de la felicidad con gran fuerza poética.