Lasker era no sólo un ajedrecista sino un gran pensador, un verdadero filósofo.
Su concepción del juego iba más allá del tablero, adentrándose en el estudio de la psicología de sus rivales, y siempre sobre la base de una profundidad y conocimientos excepcionales.
En ajedrez, su meta fue la belleza. La atractiva lectura de esta breve exposición pedagógica nos inica en el juego a través de uno de sus más consumados artistas.
Páginas 135
Tercera edición
Editorial Ricardo Aguilera 1975
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