Bajo la perversa influencia de su abuela, cuatro muchachos malviven aislados en una de las habitaciones de una decrépita mansión. Todo comenzó cuando, tras la muerte de su marido, las dificultades económicas obligan a Corinne y a sus hijos a trasladarse a vivir al antiguo caserón gótico de sus padres. La madre los visita diariamente pero los chicos no sólo se sienten condenados a la soledad, sino a algo mucho más terrible: la lenta agonía a la que los somete su abuela.