- Un día del siglo XVII del que ninguna crónica habla, el carruaje de Christina de Suecia se detiene frente a una casucha en Ámsterdam. ¿Qué hace allí? Ya se sabe que la real señora muy cuerda no está, que lo mismo le valen mancebos que muchachitas, que de ser esposa y madre ni hablar, y que por eso ha abdicado. No digamos ya su fascinación por ese filósofo de moda, René Descartes, que acaba de morir en su castillo? La casucha en cuestión es de Hélène Jans, partera respetada, maestra en hierbas y también amante de Descartes. Christina ha venido a conocerla.