- El agua borra la mancha de tinta que ha caído en la mano y limpia la ensangrentada herida. Cuando, tras las fatigosas tareas de un caluroso día de verano, te limpias el pegajoso sudor de la frente con agua fresca, parece que recobras nueva vida; el fluido cristalino refresca, vigoriza, y produce bienestar. No bien la madre percibe en la cabecita de su tierno hijo costras o cualquier inmundicia, se apresura a lavarla con agua fresca o templada, según los casos.