El Apóstol Santiago, patrón de España y de Galicia, es uno de los santos con más variedad iconográfica.
Una versión dulcificada en óleo sobre mortero fresco de la iconografía que fusiona de manera brillante la imagen de peregrino (con su bordón y calabaza, la vieira en su sombrero) la del apóstol (el manto rojo y aureola). Si lo pensamos bien, la representación carece de sentido, ya que ese lujoso manto no encaja lógicamente con la ropa de peregrino que lleva debajo, pero los grandes maestros de la pintura como Rubens, Murillo o Rivera ya repitieron esta misma temática. Sin embargo, como imagen, la mezcla funciona a la perfección. Es ahí donde vemos la maestría de la obra para la iconografía, resumiendo diferentes conceptos en una sola imagen de gran fuerza visual.