Después de doce años de retiro forzado, de sometimiento, silencio y soledad, sé que es posible renacer, que siempre se puede volver a empezar. Hoy, vivo mi propia resurrección. Me siento un Ave Fénix en el cuerpo de una loca maravillosa, dispuesta, como siempre, a arriesgar, a gozar y como buena jugadora en los naipes de la vida, a aceptar el sufrimiento cuando las cartas vengan mal dadas.»
MARÍA JIMÉNEZ
ESTAS MEMORIAS NOS MUESTRAN LA LUCHA DE UNA MUJER POR SUPERAR EL SOMETIMIENTO Y EL DOLOR, Y CONSEGUIR LA LIBERTAD.