Borel, Petrus (El Licántropo): Champavert, Cuentos Inmorales, Buenos Aires, Juarez Editort, 1969, Rústica, 270 pág, 20x13
El reconocimiento de PETRUS BOREL tardó en llegar; necesitó que una época, afín a la suya, sintiera su desequilibrio, su rabia; y que un movimiento revolucionario en literatura, el de los surrealistas, le diera el lugar que le corresponde.
Solitario como Hermán Hesse, Henry James, Kafka, el Licántropo, (hombre-lobo) se metamorfosea en el animal que quisiera ser para escapar a su pobre condición de hombre aislado, hombre cercado. Petrus Borel, como hombre-lobo, es clarividente sobre su destino trágico. Expresa con intensidad el estado de ánimo de la juventud virulenta, desilusionada y revolucionaria de 1830, que está con una Revolución, no con un Código. Anímica y temperamentalmente, Borel es un escritor generacional. Su tema es el tiempo, el vacío y la muerte, en las versiones que la época le ofrece a manos llenas: lo horripilante, lo cruel, lo grotesco. CHAMPAVERT, Cuentos Inmorales, son cuentos polémicos, agresivos, con un estilo, a veces poético, a veces panfletario, afichesco, que saltando siglo y medio entronca con la literatura actual. Su tónica, acentuando el grotesco, está desprovista de sentimentalismo, deliberadamente opuesta a lo patético y melodramático. Su truculencia lúcida es un revulsivo de la conciencia dormida. André Bretón lo califica de “libro sin par, mistificación lúgubre, burla de una terrible imaginación”.
En la historia de la literatura, PETRUS BOREL queda como un escritor “extraño”. Palabra que en la actualidad es casi el pasaporte indispensable que muchos falsifican y que él ostentó con auténtica naturalidad.