El día en que Verruga arranca la espada de la piedra, se revela al mundo su identidad y su destino: él es y será ya para siempre el rey Arturo.
Su idealismo y entusiasmo lo impulsarán a la lucha. Conocerá el amor en la persona de Ginebra y la amistad en la de Lanzarote, pero también conocerá el desengaño y la derrota.
Al final, su único compañero será quien todo se lo enseñó: el mago Merlín.