El corazón no escucho. Carlos de Santander. Colección Carola. Ed. Bruguera. 4ª Ed. 1984.“Su pelo negro y sus ojos claros ofrecían inquietante contraste, igual que ocurre con esos hermosos gatos de lustrosa piel como el betún que, al abrir los ojos, parece que encienden dos luces en su interior. Al mirarla directamente a las pupilas ocurría también, como ocurre al mirar las de un gato, que se tiene la sospecha de que el felino medita sólo en su propio provecho, no reconoce amigos y sería inútil pedirle piedad…”