Sanpedro, José Luis: La sonrisa etrusca, Barcelona, Circulo de Lectores, 1985, Tapas duras, 303 pág, 21x13
El viejo Salvatore Roncone va a Milán a pasar una revisión médica. No las tiene todas consigo. El hombre se teme lo peor: que el facultativo diagnostique que su enfermedad es incurable. Al viejo Roncone, sin embargo, lo que más le fastidiaría es morirse antes que el maldito Cantanotte, su rival en muchas cosas, y no darse el gustazo de asistir al entierro del detestado adversario. Todo lo demás le importa mucho menos. En la gran urbe, no obstante, va a producirse un extraño milagro: el anciano campesino conoce allí a su nieto, Bruno, y el niño provocará en el viejo y curtido calabrés un manantial de ternura, de esperanzas y sentimientos hasta entonces ignorados, que renovará el concepto del mundo y de la vida que tuvo siempre Zio Roncone. Surge entonces una hermosa historia de amor entre el abuelo y el nieto, complementada con el afecto que la viuda Hortensia vuelca sobre Salvatore, creando una perspectiva cuajada de intensidad vital.
Modelo de sencillez, de estilo claro, directo y profundamente humano, La sonrisa etrusca (esa sonrisa «en la que resplandece la vital sabiduría de la carne») ha representado la sorpresa más agradable de la temporada literaria española.
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