Pío IX y su época. Historia de la Iglesia Fliche-Martin. Volumen XXIV. Roger Aubert. Tapa dura.


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Pío IX y su época. Historia de la Iglesia Fliche-Martin. Volumen XXIV. Roger Aubert. Tapa dura. EDICEP. 1ª Ed. 1974.
* En el temperamento de Juan Mastai Ferreti, Pío IX, destaca una emotividad fuerte; la cordialidad y ánimo generoso iban acompañados de una vivacidad que le hacía extremadamente simpático; poseía un robusto sentido común que le permitía coger al vuelo los matices de cada situación, y no le faltaba una punta de razonable escepticismo; sus cualidades parecían adaptadas mejor a los problemas de normal administración que al trazado de planes amplios y ambiciosos; su inteligencia resultó práctica, no especulativa.
Afectivo, muy sensible, ansioso de amistad, necesitado de confidencias, bromista, todo corazón, excitable; pero también atento observador de hombres y acontecimientos.
* Celebra fervorosamente la misa, reza día y noche, ama a la Virgen, come con frugalidad, utiliza muebles sencillos, da a manos llenas el dinero que los fieles le entregan. * Bromeaba a cuenta de la fama de santo que le atribuían, y contó que para no envanecerse con los aplausos que le dedicaban en la basílica de San Pedro procuraba distraerse mirando la calva del embajador de Francia, monsieur Sartiges. * Al principio del pontificado quiso hallar un
"justo medio" entre el fanatismo de los
"papistas" y la apertura de los liberales. No obstante, le faltaba amplitud de visión y firmeza de ánimo para sostener tan difícil equilibrio. No supo defender a sus mejores colaboradores y se dejó arrastrar por entusiasmos emocionales de "neogüelfismo". Fue débil en momentos de crisis. El asesinato de Rossi le empujó a posicionés reaccionarias. * Aceptó que la esencia del liberalismo era anticristiana, y que la democracia estaba envenenada en sus fuentes. Se encastilló en la fortaleza de la intransigencia y perdió el contacto con la realidad, ignorando las exigencias imparables de los tiempos. Esperaba que un milagro solucionase los duros conflictos que le cercaban. Milagro en el que incluía la salvación de los Estados Pontificios.
* Este hombre irresoluto y vacilante en política, se mostraba firme y tenaz en la defensa de los intereses religiosos, afrontando las tempestades sin que le temblara el pulso. Por este motivo admiraba a Manning ó a Mermillod. Su formación teológica superficial no le permitió en cambio comprender las inquietudes de Newman o Rosmini. * Pastor de almas, promotor de vida espiritual, defensor de los derechos de la Iglesia, político desconcertado, Pío IX se vio empujado por los acontecimientos a tomar posturas de intransigencia opuestas a la inclinación bondadosa de su alma, provocando en él un desequilibrio que influenció negativamente en su carácter. Este es el drama personal de Pío IX, su grandeza y su debilidad.
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