Divagaciones Ignacianas. Agustín Castro Merello.

Divagaciones Ignacianas. Agustín Castro Merello. Vº Centenario del Nacimiento de San Ignacio de Loyola (1491-1991. Prólogo Julián Escribano Garrido. Imprenta Pérez Galdós. Primera edición. 1991.En este Año Ignaciano hemos puesto nuestra mirada, con especial énfasis y cariño, en nuestro Padre San Ignacio y hemos apretado nuestras manos por encima de los mares para sentir el pulso de hermanos, embarcados en unos mismos afanes. La Compañía de Jesús puso sus ojos llenos de preocupación, de alegría y de esperanza en estas Islas. Era el año 1556, precisamente el año en el que moría en Roma Ignacio de Loyola,cuando la isla de La Gomera recogió a una maltrecha embarcación, destrozada por la tempestad, en la que iba a Goa (India), un grupo de jesuitas. El primer contacto con Canariases de protección y hospitalidad. Diez años después, en 1566, pasaban por Las Palmas losprimeros jesuitas que marchaban a las misiones de Florida. Canarias era entonces para ellos Oasis y descanso. Y en 1567 llegan con el santo obispo don Bartolomé de Torres los jesuitas, que bañarían con sudor misionero todas las islas de la archipiélago. Don Bartolomé pretendía que los jesuitas se quedaran para siempre en las islas y que esta fuera su casa; pero la inoportuna y repentina muerte del obispo rompió sus planes y se tendría que esperar a los primeros años del siglo XVIII para ver florecer en esta fecunda tierra tres colegios: en la Orotava, en Las Palmas de Gran Canaria y en la laguna. La expulsión decretada por Carlos III en 1767 dejan los jesuitas isleños a la intemperie del destierro. Habrá que esperar a que regresen a Las Palmas en 1852 para encargarse del seminario diocesano, aunque serán expulsados en 1868. Para regresar definitivamente en 1917 y trabajar en el campo de la educación en el colegio de San Ignacio y en el de la pastoral, en la iglesia de San Francisco de Borja. A Tenerife volverán en 1930 para encargarse de la parroquia matriz de Nuestra Señora de la Concepción, de Santa Cruz. La Compañía de Jesús en todo el archipiélago canario y, sobre todo, en Gran Canaria y Santa Cruz de Tenerife ha recibido muestras impagables de respeto, ayuda y afecto, que queremos agradecer, una vez más, en este Año Ignaciano. Como expresión de veneración a San Ignacio y de cariño a nuestros amigos, les ofrecemos este exquisito manojo de artículos periodísticos salidos de la pluma diste grancanario de corazón que es el padre Agustín Castro Merello.