El Pardo y el Santo Cristo de El Pardo. Bosquejo histórico. José Antonio Pozo de Miengo.

El Pardo y el Santo Cristo de El Pardo. Bosquejo histórico. José Antonio Pozo de Miengo. Colegio-Seminario de los Padres Capuchinos. 12ª Ed. El Pardo, 1972 (Madrid).Ante la imagen del Cristo de El Pardo, y las personas que la contemplan experimentan simultáneamente, el estremecimiento del arte y la plenitud de la piedad. No es frecuente acoplar estos dos sentimientos. Se ha observado que las imágenes más veneradas no es necesario que deslumbren por sus esplendores estéticos, como si éstos fueran un velo demasiado humano y hasta carnal, que se interpone entre la perfección artística y la actitud religiosa. Sin embargo, el asombro placentero de lo bello no tiene por qué contraponerse a la verdadera religiosidad y devoción. Más bien, arte y belleza son camino y contacto de Dios. En el caso de esta celestial imagen de Jesús yacente, obra de Gregorio Hernández, la humana perfección se diluye, a la vez que se acrecienta, ante el efluvio de santidad que emana de la figura de Cristo. Cuando, además se ha convivido con esta presen cia, año tras año desde la adolescenela, y ante ella y por ella se han verificado las experiencias e intimidades de la vida sacerdotal, religiosa y franciscana, hay que hacer constar también otros valores y aspeetos que rodean la venerada imagen. Así lo saben y yiven los capcias que moran en el convento y seminario de la colina, sobre los cuates el Santísimo Cristo parece irradiar para toda la vida elegancias espirituales y adornos de humanidades antiguas y nuevas. Entre esos religiosos está el autor de este libro: "El Pardo y El Santo Cristo del Pardo". El P. José Antonio Pozo de Miengo ha tenido que añadir a la piedad y el arte, la historia, la hermosa rutina, siempre revivida, de la devoción, de las novenas, de las romerias populares, como la esfumada, y que acaso se pudiera renovar, de San Eugenio, y el entrañable folklore legítimo, sin prescindir de alusiones y datos acerca de la majestad de los palacios, que armonizan austeramente con las casas de los guardas y los encinares que se extienden hasta la Sierra. La tradicional humildad del Manzanares se yergue ahora para lucir represas, lagos y zonas residenciales y ofrecer nuevos encantos a los tiempos presentes. De todo ello el P. José Antonio ofrece un resumen vivo, exacto y al día en este su libro, en el que hay que resaltar su fuerza comunicativa, debida, sin duda, al fervor franciscano de la sencillez literaria. Ha de ser bello y sosegante este es el secreto de la Ermita del Cristo-- leer estas páginas, meditar y orar, y dejarse llevar, hasta suspenderse, en la calma de los espíritus de El Pardo.