Homilía sobre la escritura en la época apostólica. Pierre Grelot. Con la colaboración de Marcel Dumais. Tapa dura. Editorial Herder. Primera edición. 1991.Todo cuanto se refiere a la iglesia primitiva centra un gran interés en nuestros días tanto por la investigación de sus orígenes genuinos como por la revelación de la identidad de sí misma. En esta línea el autor nos ofrece en el estudio actual el resultado de su exploración sobre los indicios de la predicación oral que se puede detectar como transfondo previo a la redacción actual de todos los libros de la nueva alianza. Pero, ¿porque hay que consagrar un volumen al tema de la predicación sobre la sagrada escritura en la iglesia primitiva, en la época en que se pusieron por escrito los libros del nuevo testamento? Simplemente por que la predicación precedió a la puesta por escrito, tanto de los textos evangélicos como de los demás textos pastorales: cartas apostólicas, apocalipsis, hechos de los apóstoles. “Al principio existía la predicación…“. Seguramente, con anterioridad a las síntesis evangélicas finales no existieron solo tradiciones orales que, un poco antes o un poco después, habrían sido recopilada sin modificación alguna. Sin caer en la exageración de imaginar, sin pruebas, la existencia de notas tomadas en directo por los discípulos de Jesús para conservar el recuerdo de las palabras y de los acontecimientos de la vida del maestro, se puede presuponer desde muy temprano la existencia de una especie de “prontuarios“ utilizados por los predicadores. No debemos olvidar que el primer lugar en que se proclamó el evangelio, mientras el anuncio se hizo en el medio ambiente judío, fue la reunión sinagogal , Donde se oraba en común, se cantaban los salmos y se leían las escrituras antes de escuchar una homilía que las explicaba para edificación del auditorio. En este sentido, se da una perfecta continuidad entre la manera como los relatos evangélicos nos presentan el método de Jesús y la manera como los hechos de los apóstoles evocan la predicación de Pedro y Pablo. Las homilías judías de la sinagoga habían sido el preludio de las homilías de los predicadores cristianos de la primera época (la época apostólica), si bien los principios de interpretación de estos eran enteramente nuevos. De hecho, abrieron el camino a la predicación de todos los tiempos. En cierto sentido, la Iglesia, nacida en un entorno judío y fundada por hombres de origen judío, he dicho Manu espontáneamente de los métodos expositivos y exegétícos en uso en el medio ambiente cultural en que emprendió el vuelo. Pero los procedimientos así utilizados aparecen transformados para ser puestos al servicio de una nueva interpretación de la escritura, dominada por el anuncio de Jesucristo, convertido en centro de esa nueva interpretación. Esto no sumerge en la “vida en iglesia” de las diversas comunidades cristianas, antes incluso de la redacción de los textos.