San Felipe Neri, un profeta para la esperanza. Fray Carlos Amigo Vallejo, Arzobispo de Sevilla. Carta Pastoral del Arzobispo de Sevilla con motivo del IV Centenario de la muerte de San Felipe Neri. 1995.Como manantial de luz que enciende el ánimo en el amor y en el deseo de vivir en el gozo de Dios. Así se ha hablado de la amable figura de San Felipe Neri. Ahora celebramos el IV Centenario de su muerte. Buena ocasión para bendecir a Dios y alabarle en sus santos. Educador, maestro de espíritu, amigo y servidor de los pobres, guía para la juventud, reformador espiritual de la ciudad de Roma, fundador de la Congregación del Oratorio... Un hombre santo que aprendió, por el camino de la oración y de la gracia del Espíritu, la gran lección del amor de Dios. Toda su vida sería el maestro que no tiene otra ilusión sino la de enseñar, con el ejemplo de sus obras, ese amor de lo divino. Su corazón había quedado en tal forma abrasado por el Espíritu Santo, que de los labios y de las obras de San Felipe solamente podían salir lo que eran dones y regalos del Espíritu: bondad, paciencia, amabilidad, gusto por las cosas de Dios...Siempre es el Espíritu Santo el que cuida de la Iglesia y, en cada momento, le proporciona las gracias que necesita para que pueda cumplir su misión evangelizadora en el mundo. A mediados del siglo XVI fue la vida de Felipe Neri. Al finalizar el siglo XX, la conmemoración del IV Centenario de su muerte dejara en toda la Iglesia, y en especial a la Congregación e instituciones filipenses, nuevos frutos de renovación personal y eclesial.