Sínodo Hispalense de 1973. Separata del Boletín Oficial Eclesiástico del Arzobispado de Sevilla, número 1890, julio de 1973. Segunda tirada, corregida. Tapa dura. La Iglesia universal se constituye por la comunión en Cristo de los que acogen su palabra y, regenerados por el Bautismo, forman un pueblo nuevo que, conducido por el Espíritu Santo, peregrina hacia la consumación de la historia humana según el designio del Padre: Restaurar en Cristo todo lo que hay en el cielo y en la tierra (Efesios, 1,10). Esta única y universal Iglesia, puesta en el mundo como «columna y fundamento de la verdad» (I Timoteo 3,15), está llamada constantemente a la perfección para poder anunciar y realizar la salvación, en Cristo, de todos los hombres. Por eso, se siente necesitada continuamente de purificación y renovación. El Concilio Vaticano II se propuso impulsar esta renovación a fin de que, atendiendo a los signos de los tiempos, la Iglesia encontrase el camino de predicar el Evangelio a una sociedad en situación de cambios radicales. «Esta Iglesia de Cristo está verdaderamente presente en todas las legítimas comunidades locales que, unidas a sus Pastores, reciben también el nombre de Iglesias en el Nuevo Testamento» (LG, 26). Fiel a su misión como iglesia para la diócesis de Sevilla, se reúne en Sínodo convocada por su Pastor, para, a la luz de la Revelación, del Magisterio de la Iglesia y de la experiencia cristiana de las diversas comunidades, buscar respuesta a los problemas que tiene planteados. Este Sínodo tiene carácter primordialmente pastoral y se inspira en las constituciones y decretos del Concilio Vaticano II, cuyas directrices seguirá fielmente procurando aplicarlos a la realidad de la diócesis». La comunidad diocesana no es sólo una realidad espiritual, sino también humana y social. Por eso no se puede conocer y comprender a la Iglesia, y menos participar en su misión, sin conocer y comprender a la sociedad concreta en la que ella está presente y a la que sirve. Este Sínodo, por un imperativo de fidelidad, ha querido tomar como base de reflexión y punto de partida para sus compromisos los resultados del Estudio socio-religioso de la diócesis y las aportaciones de los Grupos de Trabajo sinodal esparcidos por toda la geografía diocesana. Fruto de un esfuerzo eclesial de siete años son las constituciones sinodales o compromisos comunitarios que siguen a continuación, donde se recogen las exigencias que el Espíritu plantea a nuestra comunidad, las líneas de conversión para las personas y las instituciones y la aplicación de los recursos de toda índole a favor de una reforma verdaderamente evangélica.La Iglesia de Sevilla pone su confianza en el Señor y acude a María, Madre de la Iglesia, en la que reconoce el ejemplo de la renovación que busca y a la que invoca como esperanza de nuestro mueblo