Las brujas –“bruxas” o “broxas”– de Aragón son hijas de una curiosa mezcla de historia y leyenda, o de una singular combinación de verdad y mentira, bien que lo de verdad tampoco sea verdad del todo. Porque el hecho histórico es que una serie de personas fueron condenadas a muerte y ejecutadas en base a fantasías diversas. Pero, ¿creían verdaderamente sus jueces que podían volar por los aires aquellas desdichadas criaturas, que podían provocar tempestades, que podían matar a distancia, que podían parir sapos, que podían convertirse en gatos negros…? Aunque responder a esto pueda resultar muy arriesgado, lo que sí parece evidente es que por tratarse de sucesos tan prodigiosos arraigaron con fuerza en la memoria de sus contemporáneos. Transmitiéndose a través de generaciones, unas veces se convirtieron en hechos o relatos leyendarios cada vez más fantásticos e imposibles. Otras, por el contrario, ¡cosas del devenir humano!, diluyéndose en anécdotas paulatinamente desprovistas de adornos acabaron por ser abandonadas en el rincón del olvido.