El Concilio Vaticano II. Volumen XXVIII. Robert Rouquette. Historia de la Iglesia. De los orígenes a nuestros días dirigida por Agustín Fliche y Víctor Martin. EDICEP. 1ª Ed. 1978.Con sorpresa general, el 25 de septiembre de1959, el papa Juan XXIII anunciaba su intención de reunir un concilio ecuménico. Desdeque el primer concilio Vaticano tuvo que suspenderse por el tronar de los cañones piamonteses, muchos pensaban que tales asambleas eclesiales resultarían inútilesinútiles en el futuro desde el momento mismo en que había quedado definida la infalibilidad pontificia. Juan XXIII concibió, probablemente, al principio, el concilio, como la búsqueda de launidad de la dividida familia cristiana. A élse debió que las palabras "retorno" y "sumisión" fueran sustituidas por la de "reconciliación". Y, en efecto, en el año 1965, al final del concilio, se levantó como signo de reconciliación la excomunión mutua que se habian lanzado las Iglesias de Oriente y de Occidente, dándose de esta forma un paso importante en el camino de la unidad.Pronto pudo advertirse que esta reconciliacióniba a alargarse hasta llegar a abarcar al mun-do entero, el mundo de los hombres que bus-can, sufren y viven según sus propios valores.Reconciliación entre Iglesia y universo enteroen su progreso. Sin embargo, sobre las espaldas del concilio habían dos mil años que presentaban como irreconciliables la "religión de la libertad' yla "'religión de la fe". LLevar a cabo una síntesis entre el teocentrismo del ayer y el antropocentrismo del mañana resultaba empresamenos fácil que proponer un genérico humanismo católico. Responder a las esperas de unsiglo abriendo un concilio, era dificil. Responder a las preguntas suscitadas por dos milaños de historia era, empero, más difícil aún.Un libro mediante el que nos será posibleseguir las múltiples peripecias que tuvo quesufrir cada uno de los documentos conciliaresantes de que fuera solemnemente promulgado, pues sobre el trasfondo de las actitudescatólicas entre "conservadores" y "progresistas", definidos estos conceptos por la actitud frente alcambio más que por adscripciones doctrinaleso políticas concretas. El Vaticano Il supuso un proceso de autorregeneración eclesial sin precedentes, del que en modo alguno cabía hacer exclusión de su parte dramática. Reconocer ambos planos y respetarlos, es lo propio de un historiador equilibrado y sereno. Por primera vez en lengua castellana la historia del concilio Vaticano II sin el que resultaría imposible entender la Iglesia actual. En el presente volumen se nos ofrece una visión de la Cristiandad, católica y no católica, que abarca siete años cruciales en la historia de la Iglesia. Nadie mejor que el jesuita Robert Rouquette para hacernos penetrar en la entraña misma de los hechos que acaecieronalrededor de la magna asamblea conciliar.