¿Tiene sentido estudiar la Revolución rusa hoy, en pleno siglo XXI?. Las instituciones de capital lo tiene claro: es anacrónico y así lo pregonan sus medios de comunicación, su industria editorial y su poder académico. Lógico porque la revolución amenaza sus privilegios. Pero la clase trabajadora, cuyas condiciones de vida se deterioran cada vez más, ¿deberían renunciar a conocer la experiencia revolucionaria y sus enseñanzas?. Características: 838 pág. rústica con solapa 17x24 cm. Nuevo