Gramática histórica española. Vicente García de Diego. Editorial Gredos. Tercera edición corregida. 1970.Este libro prolonga las investigaciones del padre de nuestra filología, Ramón Menéndez Pidal, y no es menos cierto que lo hace según caminos originales y que su lectura es insustituible para cuantos quieren conocer las vicisitudes históricas de la lengua española. Varios puntos requieren consideración en el presente volumen. Lo que primero seduce es la multitud de ejemplos traídos a cuento para ilustrar los casos de estudio. Tales ejemplos no son simplemente nuevos miembros de una serie ya dada y al alcance de la mano, sino muchas veces fruto de rebuscas propias y elemento de variación dentro decir de ley o paradigma. Es de admirar, pues la franqueza con que se muestra al lector la complejidad de nuestra lengua, en sus leyes, cambios y conformaciones, en vez de presentarle esta evolución histórica, con simplicidad engañosa, como consecuencia de mecanismos siempre infalibles. La realidad lingüística es eso: variedad de formas, de resultados, de tendencias que en un idioma pugna por triunfar a lo largo de muchos años. El castellano no tuvo su cuna solamente en burgos y la Castilla primitiva, sino en la región cántabra, y luego se fue puliendo en la corte toledana de Alfonso X el Sabio. No puede entonces ser estudiado como un bloque granítico. Dígase algo parecido de sus sucesivas épocas históricas. La misma finalidad, acentuar la íntima complejidad del español, explica la gran importancia que concede García de Diego a la lengua vulgar, modalidad no siempre atendida como convendría. En efecto, los vulgarísmoos del español señalan más de una vez soluciones futuras y en todo caso arrojan una intensa luz sobre ciertas tendencias válidas en todas las épocas del idioma, además de constituir fuerte lazo de unión con fenómenos típicos del español de América. Igualmente dice mucho sobre esta gramática y su calidad el interés con que se estudian los cultismos y los fenómenos esporádicos, de índole más espiritual que los normales. En el tratamiento de las distintas partes gramaticales abundan las cosas nuevas: en fonética, el estudio de acentos, pausas, grafías; en morfología, las formaciones perifrásticas verbales; en sintaxis, casi todo, desde las páginas dedicadas al artículo hasta las diferencias establecidas entre estar y ser. Nuestra lista, sin embargo, es ridículamente incompleta. Lo que la filología española debe al profesor García de Diego no puede caber en estas breves líneas.