Misericordiae Vultus. El Rostro de la Misericordia. Juan Miguel González Gómez y Jesús Rojas-Marcos González. Autores de los textos: Ángel Gómez Guillén, Isabel González Ferrín, Juan Miguel González Gómez, Pilar Jiménez de Cisneros Vencelá, Joaquín de la Peña Fernández, Jesús Rojas-Marcos González, José Francisco Saez Guillén, Antonio Segura Morera y Pilar Vallejo Orellana. Catálogo. Edita Excelentísimo Cabildo Catedral de Sevilla. Primera edición. 2016.El pasado 5 de diciembre, el papa Francisco inauguraba oficialmente en Roma el Jubileo de la Misericordia. En la bula de convocatoria, Misericordine Vultus, el Papa nos dice que la misericordia es uno de los contenidos centrales de la fe cristiana situando este tema bajo la luz del rostro de Cristo, que rezuma piedad, misericordia y amor. Jesucristo es el rostro de la misericordia del Padre, que en la plenitud de los tiempos envió a su Hijo nacido de la Virgen para revelarnos de manera definitiva su amor. Jesús con su palabra, con sus gestos y sus signos revela la misericordia de Dios. Su persona no es otra cosa sino amor, un amor que se dona y ofrece gratuitamente y que tiene su culmen en el Calvario, en el que se inmola por toda la humanidad necesitada de redención.Los milagros que realiza tienen el sello de la misericordia hacia los pecadores, los pobres, los excluidos y los enfermos. En El todo es misericordia. Nada en Él está falto de compasión. Su misericordia y su compasión tienen su culmen en el Calvario, en el que se inmola libremente por toda la humanidad necesitada de redención.En la bula Misericordiae Vultus nos dice el Papa que "la misericordia es la viga maestra que sostiene la vida de la Iglesia". Nos dice también que la Iglesia debe ser la casa de la misericordia, del servicio gratuito, de la ayuda, del perdón y del amor. Nunca debe cansarse de ofrecer misericordia, estando siempre dispuesta a confortar y perdonar. Todo en la pastoral de la iglesia debe estar revestido por la ternura con que trata a sus hijos. Nada en su anuncio de Jesucristo y en su testimonio ante el mundo debe carecer de misericordia. La credibilidad de la Iglesia pasa a través del amor misericordioso y compasivo. La vida de la Iglesia es auténtica y creíble cuando hace de la misericordia su razón de ser. Nuestras parroquias, asociaciones, movimientos yhermandades deben ser oasis de misericordia.Los hijos de la Iglesia debemos caminar por la via de la misericordia, de la entrega y el servicio humilde, haciéndonos siervos y servidores de los hermanos, saliendo a las periferias existenciales, a las situaciones de precariedad y sufrimiento, delas que son víctimas aquellos hombres y mujeres que no tienen voz porque ha sido acallada por el egoísmo de sus semejantes. En este Jubileo, que tiene como lema "Misericordiosos como el Padre", todos nosotros estamos llamados a curar estas heridas a aliviarlas con el óleo del consuelo, a vendarlas con la misericordia y a curarlas con la solidaridad fraterna. Practiquemos en este tiempo de gracia las obras de misericordia corporales, que son dar de comer al hambriento, dar debeber al sediento, dar posada al peregrino, vestir al desnudo, visitar al enfermo, socorrer a los presos y enterrar a los muertos. Las obras de misericordia espirituales, tan importantes como las corporales, son: enseñar al que no sabe, dar buen consejo al que lo necesita, corregir al que yerra, perdonar las injurias, consolar al triste, sufrir con paciencia los defectos de nuestros prójimos y rogar a Dios por vivos y muertos. Tenemos aquí todo un programa para el Jubileo: estar cerca y socorrer a los pobres y necesita-dos, bien individualmente, bien comunitariamente desde nuestras Cáritas en este año de la Misericordia. Que el Señor nos ayude a todos a aprovechar esta gracia actual que el Santo Padre nos ha regalado y que nosotros hemos abierto en nuestra Catedral el 13 de diciembre, tercer domingo de Adviento. Que sea para todos un auténtico acontecimiento de gracia, una verdadera Pascua, un paso del Señor junto a nosotros, a la vera de nuestras vidas, para renovarlas, transformarlas y convertirlas. Que todos aprovechemos este tiempo de gracia y de renovación espiritual para que seamos "Misericordiosos como el Padre" Dediquemos tiempo a la escucha orante de la Palabra, para contemplar la misericordia de Dios y asumirla como estilo de vida. Para ahondar en el significado del Jubileo y comprender lo que la Iglesia espera de él, el Cabildo de la Santa Iglesia CatedralMetropolitana de Sevilla, con fina impronta catequética y evangelizadora, nos brinda una exposición de objetos artísticos delpatrimonio catedralicio relacionados con el gran tema del Jubileo, componiendo un relato plástico precioso en el que percibimos con nitidez la anchura, la altura y la profundidad de la misericordia de Dios, que llena la tierra y la entera historia de la salvación. Dios quiera que la contemplación de tanta hermosura, ayude a los hijos de la Iglesia y a quienes visiten y contemplenla exposición a entrever la hermosura infinita del rostro de Cristo, expresión suprema de la misericordia del Padre. Agradezco al Cabildo el esfuerzo que ha realizado para organizar esta exposición y le felicito por el feliz resultado. Utilizando palabras de san Juan Damasceno, deseo por último que esta exposición sea para quienes la contemplemos como un "lazarilloque nos lleve de la mano hasta Dios"