Publio Virgilio Marón (Virgilio, 70 a. C.-Brundisium, 19 a. C.), más conocido por su nomen Virgilio, fue un poeta romano, autor de la Eneida, las Bucólicas y las Geórgicas. En la obra de Dante Alighieri la Divina comedia aparece como su guía a través del Infierno y del Purgatorio.
Formado en las escuelas de Mantua, Cremona, Milán, Roma y Nápoles, se mantuvo siempre en contacto con los círculos culturales más notables. Estudió filosofía, matemáticas y retórica, y se interesó por la astrología, medicina, zoología y botánica. De una primera etapa influido por el epicureísmo, evolucionó hacia un platonismo místico, por lo que su producción se considera una de las más perfectas síntesis de las corrientes espirituales vigentes en Roma.
Fue el creador de una grandiosa obra en la que se muestra como un fiel reflejo del hombre de su época, con sus ilusiones y sus sufrimientos, a través de una forma de gran perfección estilística.
Quinto Horacio Flaco (Venusia, hoy Venosa, Basilicata, 8 de diciembre de 65 a. C.-Roma, 27 de noviembre de 8 a. C.), conocido como Horacio, fue el principal poeta lírico y satírico en lengua latina.
Fue un poeta reflexivo, que expresaba aquello que deseaba con una perfección casi absoluta. Los principales temas que trató en su poesía son el elogio de una vida retirada («beatus ille») y la invitación de gozar de la juventud («carpe diem»), temas retomados por poetas españoles como Garcilaso de la Vega y Fray Luis de León. Escribió, además, epístolas (cartas), las últimas de las cuales, dirigida «A los Pisones», es conocida como Arte poética.
Horacio también creó elegantes versos hexamétricos (Sátiras y Epístolas) y cáustica poesía poesía yámbica (Epodos). Los hexámetros son obras divertidas pero serias, de tono amistoso, lo que llevó al antiguo satírico Persio a comentar: ".
Su carrera coincidió con el trascendental cambio de Roma de república a imperio. Oficial del ejército republicano derrotado en la Batalla de Filipos en el 42 a. C., se hizo amigo de la mano derecha de Octavio en asuntos civiles, Mecenas, y se convirtió en portavoz del nuevo régimen. Para algunos comentaristas, su asociación con el régimen era un delicado equilibrio en el que mantenía una fuerte dosis de independencia (era "un maestro del elegante paso lateral") pero para otros era, en la frase de John Dryden, "un esclavo de la corte bien educado".